Pocas ciudades italianas pueden presumir de un patrimonio histórico y cultural tan rico como Benevento. Se cree que fue fundada por los oscos con el nombre de Maloenton, y más tarde pasó por el dominio de los samnitas, romanos (que la llamaron primero Maleventum y después Beneventum), y posteriormente de los longobardos, quienes fundaron el homónimo Ducado de Benevento. Más adelante, se convirtió en una enclave pontificia en la Edad Media.
La capital del Sannio puede considerarse un auténtico “museo al aire libre”, realzado por numerosas joyas arquitectónicas dejadas por las grandes civilizaciones que han pasado por ella. Además de su patrimonio tangible, Benevento es célebre por el mito de las brujas, una tradición legendaria profundamente enraizada en la identidad local, que entrelaza historia, magia y folclore.