Un pequeño pueblo perdido entre las montañas del sur de Italia alberga la casa de infancia de uno de los santos más famosos y queridos del siglo XX.
La pintoresca localidad de Pietrelcina es una pequeña aldea en los Apeninos de la región de Campania. Se encuentra no lejos de la ciudad de Benevento, a solo 10 kilómetros, y es un oasis de paz que tuvo una gran influencia en la personalidad de Padre Pío. Originalmente, Pietrelcina era un castillo señorial rodeado de poderosas murallas y con dos puertas de entrada: Porta Giardino y Porta Madonnella.
Hay varios lugares para visitar relacionados con la vida de Padre Pío, además de su casa natal, como por ejemplo la iglesia donde fue bautizado. Se organizan interesantes visitas guiadas que siguen los pasos del santo por todo el pueblo, aunque el destino de peregrinación más conocido se encuentra a unos 170 kilómetros de distancia: el Santuario de Padre Pío en San Giovanni Rotondo.
Desde Pietrelcina se disfruta de una hermosa vista de las montañas circundantes, y su centro atrae desde hace años a multitudes de fieles católicos que veneran a San Pío, uno de los santos más amados del siglo XX. Conocido mundialmente como Padre Pío, empezó a ser venerado por recibir los estigmas y por sus capacidades sobrenaturales que, según se cuenta, le permitían comunicarse con ángeles, tener visiones y realizar milagros.
Qué ver en Pietrelcina – Destino importante del turismo religioso
Muchas de las atracciones de este pequeño pueblo están relacionadas con el santo místico, quien nació y creció en Pietrelcina antes de vestir el hábito franciscano y convertirse en fraile.
La casa de Padre Pío en Pietrelcina
Padre Pío, cuyo nombre de nacimiento era Francesco Forgione, nació en 1887 en una familia de campesinos pobres pero profundamente religiosos. Desde muy joven decidió que dedicaría su vida a Dios. La casa donde vivió su familia está abierta al público y ofrece una visión no solo de los primeros años de vida del santo, sino también de la sociedad rural del sur de Italia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El museo-casa no es una sola vivienda, sino varias habitaciones distribuidas a lo largo de una estrecha callejuela en la parte más antigua del pueblo. Una de estas habitaciones es el lugar donde nació el santo: el dormitorio de sus padres. En el suelo hay una trampilla que conduce al almacén donde vivía el burro de la familia, que se utilizaba para el transporte entre el pueblo y los campos.
Otro edificio en la misma calle alberga otras dos estancias: la cocina familiar, que conserva los muebles originales y la chimenea, y la habitación de los niños, que Padre Pío compartía con sus hermanos, a veces durmiendo en el suelo con una piedra como almohada. Según la tradición, en esta habitación tuvo sus primeras visiones y experiencias sobrenaturales.
Iglesia de Santa Ana
Esta iglesia fue construida en el siglo XIII y reconstruida en 1688 tras un terremoto. Tiene dos naves y techo de madera, y cuenta con algunas esculturas también de madera en una de sus naves laterales. San Pío fue bautizado aquí el 26 de mayo de 1887, recibió la primera comunión en 1899 y la confirmación también en esta iglesia. A la izquierda se encuentra la pila bautismal y bajo el altar se conservan las reliquias de San Pío Mártir, a quien el santo tenía gran devoción y de quien tomó su nombre religioso.
Iglesia de la Sagrada Familia
Esta iglesia de tres naves fue completada en 1951 y está construida en estilo neorrománico. La nave central es más alta y amplia que las laterales, las cuales están cubiertas con bóvedas de cañón, mientras que la nave principal presenta una estructura en cruz. Las laterales contienen varios altares y están decoradas con mosaicos y esculturas de madera.
Piana Romana y la Capilla de San Francisco
En la zona rural de Piana Romana, no muy lejos del pueblo y donde la familia Forgione tenía terrenos, se encuentra una pequeña capilla construida en 1958. Esta fue erigida en el lugar exacto donde San Pío solía rezar en una cabaña de paja. Este lugar es sagrado porque aún se conserva el olmo bajo el cual el santo recibió los estigmas. Se dice que se intentó arrancarlo con maquinaria pesada, pero el árbol nunca cedió, lo que muchos consideran una señal de la fuerte presencia del santo en ese lugar.
Allí también se encuentra el pozo que fue cavado justo donde el santo indicó a su padre, quien no conseguía encontrar agua para regar los campos. La capilla es de una sola nave, y todo el entorno transmite un profundo silencio y misticismo.
Museo de Padre Pío
Ubicado en el Viale Cappuccini, fue construido en el lugar que el santo indicó a don Salvatore Pannullo, arcipreste de la época. El museo fue financiado por la rica americana Mary Pyle, que vivió durante años en el convento. Desde 1947, el lugar es habitado por frailes capuchinos y conserva objetos personales del santo, como su túnica ensangrentada usada durante sus autoflagelaciones. También hay escritos donde describe las noches en las que el diablo lo visitaba y las luchas espirituales que sostenía contra él.
¿Por qué visitar Pietrelcina?
Además de los lugares sagrados y místicos, Pietrelcina merece una visita porque es un pueblo bellísimo, muy bien cuidado, ordenado y con una vista panorámica fantástica sobre los valles circundantes. Caminar por sus estrechas callejuelas entre casas de piedra es como viajar en el tiempo. También hay tiendas de artesanía con productos locales de gran interés. En todo el pueblo reina el silencio, y pensar que esas calles y casas fueron recorridas por San Pío hace que la visita a Pietrelcina sea única y llena de encanto.