Pocas ciudades italianas pueden presumir de un patrimonio histórico y cultural como el de Benevento: probablemente fundada por los oscos con el nombre de Maloenton, pasó por el dominio de los samnitas, los romanos (que la rebautizaron Maleventum y posteriormente Beneventum), los lombardos (quienes fundaron el ducado homónimo), y luego se convirtió en un enclave pontificio en la Edad Media.
La capital del Sannio es, de hecho, un auténtico “museo al aire libre”, realzado por la belleza arquitectónica que estas grandes civilizaciones dejaron a su paso, especialmente concentrada en el centro histórico de Benevento. De particular importancia, y símbolo de la ciudad, es la Iglesia de Santa Sofía, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2011.
Pietrelcina es un pequeño pueblo de unos 3.000 habitantes, situado a unos doce kilómetros de Benevento. Su nombre deriva de Petra Pucina (piedra pequeña), ya que se encuentra asentado sobre un saliente rocoso en una curva de un afluente del río Tammaro. Su “contraparte” es la Petra Majuri (piedra grande), ubicada en la orilla opuesta del río.
Fue destruida en 1138 por Rogelio II de Sicilia y reconstruida hacia 1173.
El pueblo es famoso por ser el lugar de nacimiento de Padre Pío, pero también ofrece un viaje entre historia, espiritualidad y tradiciones auténticas. Entre iglesias centenarias, paisajes rurales y sabores típicos, Pietrelcina es un destino perfecto para quienes buscan reflexión, cultura y belleza auténtica.