La Dieta Mediterránea tiene su origen en un régimen alimentario teorizado por primera vez por el fisiólogo Ancel Keys, que estudió sus características observando los hábitos alimentarios de los habitantes del Cilento; fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en 2013, con esta motivación: “un conjunto de técnicas, conocimientos y prácticas y tradiciones que van desde el paisaje hasta la mesa”.
Se caracteriza especialmente por ser rica en verduras, frutas, legumbres, frutos secos, judías, cereales, pescado y grasas insaturadas como el aceite de oliva.
Suele incluir un bajo consumo de carne y productos lácteos y, con el tiempo, se ha convertido en sinónimo de buena salud y prevención de enfermedades cardiacas.
Seguir la dieta mediterránea significa consumir muchos alimentos ricos en almidón, como el pan y la pasta, comer mucha fruta y verdura, introducir el pescado en la dieta, comer menos carne y elegir productos a base de aceites vegetales, como el aceite de oliva virgen extra.
¿Una curiosidad?
Para saber más sobre el tema y descubrir todos los secretos de la dieta mediterránea, se recomienda visitar el Museo de la Dieta Mediterránea de Pioppi.