La trashumancia es una antigua práctica pastoril que consiste en la migración estacional del ganado a lo largo de los Tratturi, una red de caminos ganaderos de más de 3.000 kilómetros que recorren Abruzos, Molise, Campania, Basilicata y Puglia, con el objetivo de llegar a zonas de clima más templado, más adecuadas para el ganado durante ciertas épocas del año.
Este reconocimiento de la UNESCO rinde homenaje a las tradiciones ancestrales, a un oficio hecho de sacrificio y pasión, y a un profundo vínculo con la tierra y sus valores culturales.
Aunque la declaración involucra a toda Italia, entre los lugares simbólicos de la trashumancia destacan los municipios campanos de Zungoli y Lacedonia.
“La trashumancia debe ser protegida como un poderoso evento cultural capaz de fortalecer los lazos entre quienes la han practicado y los pueblos atravesados.”
Una tradición viva que cruza caminos y generaciones
Con la inscripción de la trashumancia en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2019, Campania se convirtió en la primera región italiana por número de sitios y elementos reconocidos por la UNESCO, tanto materiales como inmateriales.
Este es un viaje en el tiempo y en el espacio, un legado cultural que sigue vivo en los ritmos del paisaje, en las costumbres rurales y en la memoria de los pueblos del sur de Italia.